No me gustan las acelgas pero las compré por lo bonitas que son. Y luego, me sorprendieron para bien. Entre el vamos a ver quién se come ahora ésto y qué buenas están hubo unos cuantos matices por el medio. El primero y más importante: acelgas ecológicas , de huerta de casa y recién arrancadas, con toda su frescura. Son acelgas duras y tersas, crujientes,que se podrían comer perfectamente como hoja de ensalada. Las compré en un mercadillo artesano en el que pequeños productores locales llevan a vender algunos de sus productos (los últimos tomates de la temporada fueron gloriosos). En este caso son de Huerta La Figal. Así que dispuesta a no desperdiciar nada de mis acelgas ,dividí el ramillete en dos partes:una parte se fue para un potaje de verduras y con la otra mitad me inventé algo que se comiera Andrea con gusto. En la cabeza unos dolmas o algo parecido y así surgieron estos rollitos de los que no quedaron ni las migas ni las acelgas. Y para ayudarme a que ...
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